martes, 19 de abril de 2011

El espejo en el que no nos atrevemos a mirar

Si existe algo peor que la discriminación es la omisión o el autoengaño para no reconocer algo que a todas luces es evidente; de la sociedad mexicana se piensa que es solidaria, que sabe unirse en las penas; pero también se describe como la filosofía de la cubeta de cangrejos en donde si uno sale los demás se encargan de hacer que se regrese.

La discriminación es un conjunto de percepciones en base a la tolerancia de descalificativos hacia grupos marginados que han sido vulnerados por condiciones como raza, género, color de piel, condición social, discapacidad, preferencia sexual, entre otros.

Descalificativos usados como sinónimos anteponiendo el peyorativo del “pinche” acompañan las relaciones entre los mexicanos; la gran mayoría sabemos que si hablamos de un “cabeza de huevo” hablamos de un “pelón”, si nos referimos al “gringo” es una persona de tez blanca sin saber si es o no de origen norteamericano, el rico es “mamón” la mujer es “vieja” el niño es “escuincle”, el indígena es “indio”, el creyente “mocho”, el pobre es “naco”, el joven “vago” o “nini”, la empleada doméstica es “la gata”, el estudioso o aplicado es el “teto”, la recatada “mojigata”, la liberal “puta”. A ese nivel nos relacionamos los mexicanos.

En la encuesta presentada este 12 de abril por la CONAPRED; ENADIS, Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2010 además de revelar las percepciones de los mexicanos con referente a los que deberían ser nuestros semejantes de acuerdo al principio de igualdad también nos revela la perversión del autoengaño; el 65.5 % de los encuestados considera que los niños deben de tener los derechos que les da la ley mientras tres de cada diez niños confiesa que sus padres los han hecho llorar; siete de cada diez personas piensa que las opiniones de las y los jóvenes deben tomarse mucho en cuenta; pero una de cada cuatro personas encuentra justificable en gran proporción llamar a la policía cuando ve a muchos jóvenes en una esquina
Seis de cada diez personas considera que la riqueza es el principal factor que más divide a la sociedad; ¿El rico causante de envidias? ¿Por qué todo lo tiene, todo lo puede?

Si tomáramos en cuenta la teoría freudiana con respecto al placer y la carga libidinal que conlleva el chiste entre los caballeros en específico, nos aventuraríamos a mencionar hipotéticamente que en México además sufrimos de un doble mensaje moral pues los caballeros se la pasan cogiéndose entre sí a través del albur y ahí de aquel que se descuide; entonces ¿Por qué la intolerancia hacia los homosexuales? Al revelar que cuatro de cada diez mexicanos no permitiría que vivan en su casa ni homosexuales ni lesbianas. ¿Qué de intolerable representa este sector de la población a los demás?

Un grave problema de la discriminación no solo son las percepciones, sino los actos que conllevan en sí, prácticas discriminatorias ocasionan violencia y violación a principios fundamentales de convivencia humana como lo es la igualdad; la marginación y exclusión a la larga provoca un terrible resentimiento si se vive constantemente bajo estas circunstancias.

¿Cómo no tener una sociedad violenta? ¿Cómo hablar de respeto, tolerancia y más aún de democracia o construcción de tejido social? ¿Cómo nos podemos decir solidarios? Cuando en la intimidad de la relación uno a uno nos reconocemos a base de descalificativos.

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