viernes, 25 de mayo de 2012

Mis fibras sensibles en los techos de cristal.


A los ojos de los demás eres un mimo palpando paredes imaginarias; mientras tú te sientes encerrada en una caja de cristal, sin que puedan escucharte; por más que grites, te desesperes y golpees, la caja, no se romperá.

Intentaba tomarme un café con un amigo que es ciego, la cotidianidad hace que la presencia de Melody, su perra guía, me pase desapercibida, la tengo tan “normalizada” en mis esquemas mentales que pienso que no tiene nada de “raro”, ingresar a un restaurante con ella; forma parte de nosotros.
Sin embargo; una señorita muy amable (presa de mi frustración y pésimo humor de ese día) que hace su trabajo en un restaurante, no piensa lo mismo; para ella, el ingreso de un perro guía contrapone las políticas que le enseñaron tenía que llevar a cabo.

¿Fue un mal momento, acaso para ir a tomar un café? La pobre mujer, evidentemente no sabía, ni tenia porque enterarse que veníamos precisamente de una junta en la que atendíamos al tema electoral, en donde un funcionario de casilla, de acuerdo al Código Federal Electoral. Art 266, numeral 5, puede impedirle la entrada a quien considere “privado de sus facultades” ¿Los locos votan?, seguro pensarán algunos de ustedes; tampoco sabía que precisamente ese día revisaba los reglamentos de las guarderías del IMSS o del ISSTE en donde hay un extenso “catálogo” de “enfermedades” o “padecimientos crónicos” que impiden la estancia a niños y niñas con discapacidad; por el simple hecho de ….presentar discapacidad; institucionalizado el rechazo en su Art. 11 donde especifica que el servicio se brinda a niños “sanos” y que de acuerdo a su artículo 22  especifica:

La detección de cualquiera de los siguientes padecimientos será causa para negar la inscripción y suspender en su caso en forma definitiva el servicio a un menor.

Dieciocho numerales que consideran las “patologías” para negar el servicio de guardería en el ISSTE, entre las cuales se encuentran; enfermedades congénitas, reflujo gastroesofágico, ceguera, labio y paladar hendidos (sin corrección anatómico-funcional), sordera o hipoacusia “que no corrijan, ni con seguimiento médico” “retraso mental”, enfermedades no contempladas en este artículo “que pongan en peligro la integridad del niño”, sus compañeros o lo “incapaciten” para la integración a las actividades de la estancia; también se les niega la entrada a los niños con tratamientos médicos, farmacológicos y/o físicos que “comprometan el estado inmunológico” y/o físico del menor; es decir, un niño con VIH, no ingresa. (las comillas son mías).

De acuerdo al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. CONAPRED; Define a la discriminación como una práctica cotidiana que consiste en dar un trato desfavorable o de desprecio inmerecido a determinada persona o grupo, que a veces no percibimos, pero que en algún momento la hemos causado o recibido.

Me casé con la discapacidad, hace poco más de once años, me es extremadamente  difícil separarla de mi cotidianidad, he vivido, comido, cenado, llorado y hasta dormido con ella; de las amistades más entrañables, mis  alianzas significativas de vida y hasta un noviazgo, los he vivido con gente con discapacidad; es difícil mantener la “cordura” cuando alguien te niega la entrada a un restaurante porque uno de tus amigos lleva un perro, no en calidad de mascota, sino de guía.

Es difícil mantener la cordura cuando después de “reclamar” en la página del facebook del  Vip´s, alguien te contesta No crees que el intentar que adopten esa polica es discriminar a los demas sin antes consultarle a los clientes a ver que opinan y no creo que sea saludable encuentra mejor un lugar donde los acepten y comvives con personas que piensas como tu hay normas de salud que por algo se hicieron

No porque sea la persona, sino porque es el pensamiento que impera en la mayoría de los esquemas mentales de la gente.

Los techos de cristal no se rompen a riñas; la accesibilidad en el tema de discapacidad no sólo comprende sillas de ruedas o rampas, comprende actitudes, legislaciones, normas, leyes y marcos jurídicos que contemplen la diversidad humana; si no existe una norma al respecto de qué hacer ante la disyuntiva de dejar pasar a un ciego con su perro  a un restaurante; es producto de la invisibilidad de una sociedad civil y política que sigue sin querer voltear a ver, lo que en apariencia resulta “obvio”.









domingo, 22 de abril de 2012

Somos nosotros los otros

Los errores, los fallidos, los productos de los embarazos no deseados, del método clandestino, los bastardos, los borrachos citadinos, los de los espacios vacíos, los libros sin terminar, ni abrir, ni empezar, los que ni crean ni atienden muchos menos entienden, somos los alternativos en la "salita de urgencias" del hospital,  los que salen sin pasar  de la  austeridad del ser-estar, a un ser "star" con coche último modelo.

Los improductivos, a los que no nos gusta trabajar, los que sostenemos el peso en los tobillos y nada, nada más.

Los que quedamos desnudos, los que vivimos muy a nuestro pesar, los que no salimos en las noches de lluvia y de frío y menos en los días bellos de soleada primavera, los de las rodillas acribilladas, las uñas arrancadas, las quemaduras en la piel,  somos lo que ocultamos y los que nos ocultan, esos somos.

Los que avergüenzan, los indeseables, los mancos, los cuchos, los pobres, los jodidos.

lunes, 2 de enero de 2012

¿Quién se muere por estas fechas?

“Feliz 2012, fue lo que a penas pude decir en el brindis de año nuevo cuando se me pidió dirigiera unas palabras a la respetable concurrencia familiar y no es que no tuviera más deseos que expresar para este nuevo año, más bien, la oratoria nunca ha sido mi fuerte y estos son los momentos ideales para reconocerlo y que lo reconozcan los demás.

Un día antes del mencionado festejo, me dispuse al ya cotidiano ejercicio del goce por la hiperexhibición asociado a la complicidad del vouyerismo que tuvo a bien heredarnos el facebook y descubrí un infortunado evento que me hizo caer en reflexión.

Una de mis “contactos” -nueva forma de referirse a los amigos virtuales- publicaba: “Qué triste noticia enterarse que alguien murió, y más si es un familiar tuyo…. Q.E.P.D”. Movida por el morbo para ver quien era la difunta, me dirigí a dar “clic” en su nombre marcado con azul, en la pantalla de mi computadora, desde donde se desplegó una fotografía de una mujer muy joven, sonriente, paradójicamente llena de vida, pero muerta al momento de que la veía en su muro de publicaciones. Amigos y familiares se despedían de ella, entre la incredulidad y el dolor; su último “post” y su imagen me hizo pensar que su muerte pudo haber sido producto de algún accidente. Mi imaginario al fin y al cabo.

Al tiempo que veía sus publicaciones, sus fotos, pensaba: ¿Quién se muere en estas fechas? ¿Y qué deja en los demás la muerte de uno? ¿El festejo para los que les “sobreviven” es igual de aquí en adelante? También, me cuestionaba: ¿Por qué es que no incluimos en nuestros discursos -que parecieran estar previamente ensayados, pero que nos esforzamos hasta el último momento porque parezcan espontáneos- a la muerte? ¿Por qué no decimos algo así como: “Estimadas y estimados, deseo de todo corazón seguir viviendo, que ninguno de ustedes muera este año, que el siguiente podamos estar compartiendo si no la mesa, sí la vida, con mis mejores deseos hoy y hasta que me dure la vida”?

Ya entrados en el nuevo año. Otro “post” en el caralibro y el mensaje de una amiga me da la noticia de otra muerte. Esta vez se trata de una colega con la cual nunca logré empatar ideas y la divergencia entre nuestras posturas cobraban una diferencia abismal y totalmente opuesta, situación que no disminuyó la sorpresa que me causó saber que ya no iba a ser ella con la que divergiera. ¿Quién quedará en su lugar? -Pensé.

Al mismo tiempo que me preguntaba, lo que será de mí el día que muera. ¿A quiénes les significaré un remplazo nada más? Porque a final de cuentas y muy a pesar de nuestro narcisismo, terminamos siendo, incluso para aquellos que nos aman, un recuerdo.

Tenemos la flagrante osadía de vivir como si fuéramos inmortales. Hacemos planes a largo plazo, decretamos amor, felicidad, salud, trabajo y aparentemente el dinero va en último plano, ponerlo al inicio atenta contra nuestra alta formación espiritual, exacerbada por cierto, en estas épocas del año.

Pensar de manera compulsiva en la muerte como un cotidiano nos lleva a estados alterados de conciencia. Situación que sucede cuando se viven actos de violencia, como los que vemos en este país desde hace tiempo. Tener la osadía de pensarnos lejos de la muerte es una manera de protección y sanidad mental, sin embargo, pese al resguardo de nuestro aparato psíquico, no está por de más reparar en la fragilidad de nuestra presencia en este mundo, por lo pronto y de acuerdo a Wikipedia, en el colectivo y en el espacio público México lleva anotado más de 50 mil muertes y contando.

Como paciente en diván llegaremos a un punto en el que irremediablemente vamos a tener que hablar de eso, de lo que nos ha significado tanta mortandad. Hablar de superarla es ser demasiado optimista y si hablamos es para tratar de entenderla y elaborarla. Igual, en un día de esos que escasean corremos con suerte y logramos incorporarla.

Morirse en estas fechas tiene, en sí, algo de osadía y hasta de poético, incluso romántico, después de todo, la época da para que tu recuerdo no se diluya en el tiempo.

Nos vemos la próxima sesión